Descubrí serpientes
Entrelazadas entre mis vértebras
Encontré un fin
A lo perenne
Purifiqué llagas ajenas con mis pies
Partí mis muñecas con mi boca
Canté en el oído de un sordomudo
Regué las flores con mi saliva
Me bañé con el sol
Me estremecí
Con el rostro de una menstrua
Y su majadería
Soñé que le hacía el amor
A una sonata de Beethoven
Y vi a la fe
Y su onanismo frente mi cama.
Hablé sola
En los corredores de un manicomio
Y me encarcelé con mis palabras muertas
Y un montón de roedores.
Ahogué las flores de mi falda
Me escapé
De la mirada de una prostituta
Troceé mi lengua con los dientes
Recibí al insomnio en pantaletas
Para embobarlo.
Fumé
Sólo para asfixiar a quienes odiaba
Lloré
Silenciando mí manía por cometer errores
Y me tendí desnuda
En el suelo de mi habitación;
Una mano en el pecho
Y la otra en mi sexo
Y morí
En un cementerio de botellas de Vodka.
Que festín de metáforas tan poderosas.
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